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Pastor's Weekly Update: Sunday, January 15


Dear Brothers and Sisters in Christ,


We enter today the second week of Ordinary Time, in which we take a break from the major celebrations of the year to focus on the regular, day-to-day growth in our lives that brings us closer to the Lord. The extended Christmas season continues until the Feast of the Presentation of the Lord on February 2nd. You will continue to hear that same seasonal Marian antiphon, Alma Redemptoris Mater until then, for example. Many countries leave their nativity scenes or other decorations up until then. Speaking of which, belated thanks to everyone who sent Christmas greetings to Father Parrish and me! When I was young, my mother taped all the Christmas cards we received around doorframes in our house to remind us of all the love that our family and friends reflect to us from God. Plus, those cards, whether decorate with sacred art or your smiling faces, are just too beautiful to discard without appreciating for a while! So they are still bringing us joy and reminding us of your love and friendship.


As we mentioned at Mass today, we are asking all the young men of our parish to consider serving at Holy Mass. If you have a son or grandson in middle school, high school, or college please especially encourage him to participate! The altar servers play an important role in promoting the beauty of the liturgy and raising our hearts and minds to God at Mass when everything is done well.


You might wonder, “Why are we not asking the young ladies to serve in this way?” We should consider why we have altar servers in the first place. While it might seem that the priests need help at the altar, the reality is that we could easily take care of any essential functions on our own. The biggest reason that altar serving exists is to encourage Catholic young men to consider a priestly vocation. We have a particularly responsibility to encourage priestly vocations in our parish here and now. In recent years, the number of seminarians in our diocese had increased dramatically, and many new young priests have been ordained. But our number of seminarians has fallen significantly, and we will have fewer than 15 next year, and now also have years coming up when no new priests will be ordained. We no longer have any seminarians of college age. Our parish has a particular responsibility to encourage vocations as well because of our need for US-born Hispanic priests who speak Spanish and understand the particular cultural situation of this community. Over one half of the young people in our Diocese are Hispanic, yet our diocese has not a single Hispanic priest or seminarian born and raised in our Diocese. Altar serving, especially in an all-male environment, is the most tried-and-true method for cultivating priestly vocations. We aren’t asking any young ladies who currently serve to step away, but we are recruiting boys from this point on.


Recent read A Handful of Dust by Evelyn Waugh. Reading the biography of Waugh mentioned last week inspired me to read more of his novels. Waugh fans tend to fall into two camps: those who approve or disapprove of the overtly religious themes of some of his later novels. Those in the former camp usually think this is his best novel. You might be able to guess what I think about that!


St. John the Evangelist, pray for us!


Yours in Christ,

Father Royce Gregerson



Hoy entramos en la segunda semana del Tiempo Ordinario, en la que nos tomamos un descanso de las principales celebraciones del año para enfocarnos en el crecimiento regular y cotidiano en nuestras vidas que nos acerca más al Señor. La prolongada época navideña continúa hasta la Fiesta de la Presentación del Señor el 2 de febrero. Hasta entonces, por ejemplo, usted continuará escuchando la misma antífona Mariana de temporada, Alma Redemptoris Mater. Muchos países dejan sus nacimientos u otras decoraciones hasta entonces. Hablando de eso, ¡gracias (un poco tarde) a todos los que enviaron saludos navideños al Padre Parrish y a mí! Cuando era joven, mi madre pegaba todas las tarjetas de Navidad que recibíamos alrededor de los marcos de las puertas de nuestra casa para recordarnos todo el amor que nuestra familia y amigos nos reflejan de Dios. Además, esas tarjetas, ya sea decoradas con arte sagrado o con sus caras sonrientes, ¡son demasiado hermosas para descartarlas sin apreciarlas por un tiempo! Así que todavía nos traen alegría y nos recuerdan su amor y amistad.


Como mencionamos en la Misa de hoy, estamos pidiendo a todos los jóvenes de nuestra parroquia que consideren servir en la Santa Misa. Si usted tiene un hijo o nieto en la escuela secundaria, preparatoria o universidad, por favor, ¡anímelo a participar! Los monaguillos juegan un papel importante en la promoción de la belleza de la liturgia y elevando nuestros corazones y mentes a Dios en la Misa cuando todo se hace bien.


Usted podría preguntarse, “¿Por qué no estamos pidiendo a las señoritas que sirvan de esta manera?” Debemos considerar por qué tenemos monaguillos en primer lugar. Aunque parezca que los sacerdotes necesitan ayuda en el altar, la realidad es que fácilmente podríamos ocuparnos de cualquier función esencial por nuestra cuenta. La razón más grande por la que existe el servicio del altar es para animar a los jóvenes católicos a considerar una vocación sacerdotal. Tenemos la responsabilidad particular de fomentar las vocaciones sacerdotales en nuestra parroquia aquí y ahora. En los últimos años, el número de seminaristas en nuestra diócesis ha aumentado dramáticamente, y muchos nuevos sacerdotes jóvenes han sido ordenados. Pero nuestro número de seminaristas ha disminuido significativamente, y tendremos menos de 15 años que viene, y ahora también tenemos años que vienen cuando ningún nuevo sacerdote será ordenado. Ya no tenemos seminaristas en edad universitaria. Nuestra parroquia tiene una responsabilidad particular de fomentar las vocaciones también debido a nuestra necesidad de sacerdotes hispanos nacidos en Estados Unidos que hablen español y entiendan en particular la situación cultural de esta comunidad. Más de la mitad de los jóvenes en nuestra diócesis son hispanos, sin embargo, nuestra diócesis no tiene ningún sacerdote ni seminarista hispano nacido y criado en nuestra diócesis. Servir en el altar, especialmente en un ambiente totalmente masculino, es el método más probado y verdadero para cultivar vocaciones sacerdotales. No estamos pidiendo a ninguna señorita que actualmente sirve que se aleje, pero estamos reclutando chicos a partir de este momento.







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